Quizás al pensar en tener un gato como mascota te hayas imaginado una clásica escena de las películas de Hollywood. Pasar el rato frente a la tele acariciando a tu gato mientras comes palomitas puede ser una imagen en tus sueños muy tentadora. Sin embargo, de repente has chocado con la realidad de que tu gato no se deja tocar.
¿Qué hacer ahora? La respuesta es: No te angusties. Puede que a tu gato no le gusten los mimos, especialmente si lo has adoptado recientemente, pero esa situación se puede revertir.
Aquí te mostramos la razón de su comportamiento y te orientamos para que puedas resolver ese conflicto y acercarte más a tu mascota.
Razones por las que tu gato no se deja acariciar
Existen muchas razones que impiden el acercamiento entre una persona y su mascota. En ocasiones nada tienen que ver con que el dueño haya hecho algo mal, sino que suele deberse a factores externos.
Entre éstos tenemos :
No está acostumbrado al contacto con los humanos
Si tu mascota no está acostumbrada al contacto con los humanos pues no tuvo un proceso de socialización correcto, es muy difícil que se deje acariciar.
En este caso tendrás que trabajar con el gato desde un principio para lograr que él decida cuando quiera acercarse a tí. Llevará su tiempo, pero con paciencia lograrás que se abra y acepte el contacto físico.
No confía en tí o te tiene miedo
El miedo es un sentimiento intrínseco en todos los felinos y los gatos son unos de los más precavidos del mundo animal.
Si tu gato tuvo una mala experiencia, (aunque haya sido de cachorro), ésta quedó en su memoria e impedirá que confíe en ti. Esta situación es habitual en gatos callejeros que han sido rescatados.
También hay otros factores más graves y menos perceptibles como:
Siente dolor
Si siempre se ha dejado tocar y de repente huye de ti, es probable que esté sufriendo de alguna patología que le esté causando dolor.
Fíjate si se rasca demasiado, bebe mucha agua y orina fuera de la caja de desechos, tiene mal aliento, diarrea o está decaído. Si es así, comunícate con el veterinario lo más pronto posible.
Es culpa de las hormonas
El comportamiento de una gata en celo es imprescindible. Puede pasar de ser la más tierna a la más arisca en minutos, por ello, es aconsejable que en esos días es mejor que pases por alto las caricias.
Pero no nos olvidemos de los machos, ellos también sufren cambios de humor cuando están en época de apareamiento. Olvídate de él en ese tiempo pues estará ocupado marcando territorio y buscando pareja.
Errores comunes al convivir con un gato
El hecho de que tu gato no se deje acariciar te deja claro que hay algo que no le gusta de cómo se maneja la dinámica en el hogar.
Contrario al punto anterior, aquí hay algunas acciones que puedes estar cometiendo que incomodan a tu gato. Checa si estás incurriendo en alguno de estos errores:
Lo tratas como a un perro
Aunque es un animal de compañía, un gato no se comporta como un perro, así que no esperes que hagan lo mismo.
Por norma general, cuando llegas a casa después de un largo día de trabajo, tu perro correrá a tus brazos moviendo la cola emocionado por el encuentro. No así el gato. En ese caso, él decidirá cuándo y cómo acercarse.
Crees que es tu juguete
Dependiendo del carácter y la raza del gato, puede ser más o menos cariñoso. Sin embargo, pretender que sea un peluche que podrás manosear a tu gusto está un tanto lejos de la realidad.
En línea generales, los gatos de mayor tamaño tienen a ser más tranquilos y menos ariscos que las razas pequeñas pero nunca será un juguete que manejarás a tu antojo.
No respetas su carácter
La genética y las experiencias por las que pasó cuando era un cachorro marcaron el carácter de tu gato y eso forma parte de su personalidad.
Es por esta razón que algunos gatos pueden ser muy sociables y otros no. El hecho de obligarlos a nuestros caprichos solo agravará el problema.
Aunque el carácter se puede mejorar con la ayuda de un etólogo gatuno o de medicación, su personalidad será siempre la misma, solo que con suerte menos esquiva.
Lo abordas en el momento equivocado
Aunque los veas tranquilos y callados, los gatos suelen ser un manojo de nervios. Si abordas a tu mascota en el momento equivocado pensando que se va a calmar a tu lado, es posible que no salgas airoso del encuentro.
Tu intento por acercarte cuando está distraído puede acabar en un ataque. Es por esta razón que te aconsejamos que nunca abordes a tu gato sin su consentimiento.
Lo estás tocando en zonas prohibidas
Así como les gusta que los toquen en determinadas zonas de su cuerpo, los gatos detestan que los toquen en otras, y eso hay que respetarlo si queremos evitar una batalla campal.
Si no quieres incomodarlo, asegúrate de acariciar solo en el cuello, detrás de las orejas, mandíbula, nuca y el lomo. No te acerques a la barriga o a la cola si no tienes la suficiente confianza.
Técnicas para acariciar un gato
Es posible que el problema de que tu gato no se deje acariciar por ti sea que no sabes cómo hacerlo y lo haces sentir incómodo.
Te presentamos una lista de recomendaciones para que mimes a tu mascota correctamente:
- No seas brusco, intenta que tus movimientos sean lentos y suaves.
- Deja que sea él quien decida cuándo y dónde. Permítele a tu gato darte el permiso de acercarte . Muéstrale tu mano para que la huela, si se aleja no insistas, si se restriega contra tu mano, te está dando luz verde.
- Siéntate en el suelo frente al gato, así no parecerás tan grande e intimidante.
- Ofrécele golosinas para ganarte su confianza
- Deja que te huela un instante antes de intentar cogerlo en brazos. Al igual que con las caricias en la cabeza, si deseas cogerlo deberás pedirle permiso primero.
- Empieza acariciando solo la cabeza. Luego sigue detrás de las orejas y la barbilla. Allí es dónde los gatos poseen las glándulas de olor, que al tocarlo, nos impregnan con él y nos hacemos familiares.
- Poco a poco ve avanzando por el lomo hasta la cola. Al igual que en el resto del cuerpo, hazlo suavemente. Detente cuando él se aleje.
- Recuerda que las sesiones de masajes deben ser cortas para que no se inquiete.