Las causas por las cuales tu gato puede estar cojeando son muy variadas.
Aunque por lo general la cojera no representa un verdadero peligro para tu mascota, lo cierto es que en algunas ocasiones puede ser síntoma de una enfermedad que el felino ha enmascarado por mucho tiempo. Como sabrás, los gatos son expertos escondiendo el dolor y las enfermedades, así que no creas que porque no se queja no es relevante.
Dolencias en las articulaciones, en los músculos o en los huesos pueden ser causa de cojera. De todas formas, la lista de causas es bastante extensa, así que, si tu gato cojea, no te lo tomes a la ligera.
Te mostramos a continuación cuáles son los síntomas de esta patología, el tratamiento adecuado para corregirla y qué hacer para ayudar a tu felino. Entérate de todos los detalles.
Causas de cojera en un gato
La cojera en los gatos es una lesión que afecta el sistema músculoesquelético o nervioso, es decir, que se pueden ver afectados los músculos, tendones, nervios, huesos, articulaciones y ligamentos.
Es importante recalcar que la cojera en sí no es una enfermedad, sino un síntoma de una enfermedad mayor. Por lo general, la cojera viene acompañada de pérdida de apetito, letargo, pérdida de masa muscular, aumento de la micción, entre otros.
A continuación, te exponemos una lista de posibles causas por las cuales tu mascota no camina correctamente:
- Almohadillas con heridas
- Enfermedades Infecciosas
- Desnutrición
- Lesiones en las uñas
- Golpes
- Cáncer
- Diabetes
- Artritis
- Artrosis
- Fracturas de huesos
- Tumores
- Objetos incrustados
- Picaduras de insectos
- Cortaduras
- Accidentes automovilísticos
- Caídas de altura
- Esguinces
- Tendinitis
- Mordeduras de animales
- Congelación o quemaduras de las almohadillas
- Parálisis del nervio radial
- ACV leve
- Displasia de cadera
- Luxación de cadera
¿Qué hacer si tu gato cojea?
Lo primero que debes hacer es examinar muy bien a tu gato. Hazlo con sumo cuidado, recuerda que si cojea es porque presenta dolor, aunque no lo manifieste. Es probable que no permita que lo toques e intente escapar.
A continuación, trata de encontrar la causa. Puedes usar la lista anterior para ir descartando el origen de la cojera.
Si la pata afectada es una de las extremidades delanteras, es probable que se haya herido al saltar. Revisa las almohadillas en búsqueda de quemaduras o pequeños cortes. Si se trata de las traseras, la culpa puede ser de una pelea con otros gatos o de una caída. Los pequeños rasguños o arañazos pueden ser curados en casa desinfectándolos y vigilando que insectos como moscas o parásitos no contaminen el área.
Si el origen es externo será más fácil de ubicar, pero en otros casos no se aprecia nada a simple vista. En este último caso tendrás que buscar inflamaciones o hinchazón.
Una picadura de abeja es una de las causas más comunes de inflamación, pero no la única. También puede deberse a un esguince o fractura, en este caso debes correr a visitar al veterinario.
Si a simple vista no se puede detectar el origen de la cojera, el veterinario realizará un examen físico que incluirá análisis de sangre, de orina, heces, biopsias y radiografías. Para los casos más complicados, un ultrasonido, tomografías o una resonancia magnética podrán ayudar a definir el diagnóstico.
1) Mi gato tiene una pata hinchada y no la mueve
Cuando no se observa ninguna herida superficial pero la pata está hinchada y no la puede mover, es probable que se deba a una infección ya que ésta se desarrolla y crece bajo la piel de manera oculta.
Suele ocurrir que la hinchazón se ubica en un solo punto y no en toda la extremidad, causando un pequeño bulto. Esos bultos pueden ser tanto tumores como simples abcesos. La complejidad la evaluará el veterinario y después de un examen pormenorizado, decidirá cuál es el tratamiento adecuado para el caso concreto.
2) Está paralizado
Si tu gato de un día para otro comienza a cojear sin razón aparente, o en el peor de los casos, está completamente paralizado o se arrastra, podemos estar ante una fractura o luxación.
Si notas que el gato no apoya las patas, tiembla, tiene hemorragias, presenta dificultad respiratoria y no quiere desplazarse, es muy probable que sus huesos estén fracturados.
Existe una enfermedad llamada «Síndrome del Gato Paracaidista» que afecta a muchos felinos, sobre todo a los jóvenes, que deriva en patas rotas, hemorragias internas o neumotórax.
3) Unos días cojea y otros no
Puede suceder que tu gato cojee solo algunas veces sin ninguna razón aparente. Si, además de la cojera, hay algo particular en su andar, como si las extremidades estuvieran rígidas durante un tiempo, puede que se trate de molestias que aparecen con la edad.
Los gatos pueden padecer enfermedades degenerativas que empeoran con los años tales como la artrosis o artritis. Por lo general, estas enfermedades afectan a gatos ancianos, pero no se descarta en animales más jóvenes.
Aunque el gato con esta enfermedad no se queja ni manifiesta tener dolor, ya no se acicala tanto, no juega, evita moverse y pierde peso rápidamente.
4) Cojea y tiene fiebre
Como ya sabrás, si el animal tiene fiebre, lo más seguro es que tenga un cuadro infeccioso. El más común es el calicivirus felino que produce además de fiebre, artritis, conjuntivitis, lesiones en la boca y secreción nasal. Esta enfermedad se puede prevenir con vacunas. Haz una visita a tu veterinario con tu gato para que te asesore de la mejor manera.
¿Cómo vendarle la pata a un gato?
Es necesario recordar que este paso es recomendado sólo en casos extremos, cuando no podamos llevar al gato al médico o esté cerrado el consultorio y no haya ningún especialista disponible en ese momento. Esta técnica deberá ser aplicada en casos de emergencia y de manera temporal. Recuerda que una mala ejecución puede tener consecuencias fatales.
- Paso 1: Consigue unas vendas y apósitos adhesivos. Si no tienes, puedes usar tiras de trapos viejos.
- Paso 2: Ten a mano algodón, una tablilla de plástico, madera o cualquier material lo suficientemente fuerte para resistir el movimiento.
- Paso 3: Protégete ante un posible ataque del animal, recuerda que estará nervioso.
- Paso 4: Recuesta al gato y tápalo con una toalla. Deja la cara descubierta para que no se estrese.
- Paso 5: Pide ayuda a otra persona para que sujete al felino mientras vendas la pata.
- Paso 6: Coloca bolas de algodón entre los dedos para separarlos y evitar que te clave las garras.
- Paso 7: Venda la pata sin apretar mucho, sólo lo suficiente para mantener la extremidad firme.
- Paso 8: Coloca la tablilla y fíjala con apósito autoadhesivo. Asegúrate que sea del mismo tamaño de la pata.
- Paso 9: Cubre la pata y la plantilla con tres capas de venda, comenzando desde la almohadilla hacia arriba.
- Paso 10: Colócalo en un sitio cómodo, sin ruidos fuertes ni demasiada gente alrededor. En estos momentos necesita descansar para poder recuperarse.
Tratamiento para la recuperación de tu gato
El primer paso en el tratamiento de la cojera en gatos es controlar el dolor y posteriormente el médico indicará antiinflamatorios no esteroideos. Por favor, no le administres estos medicamentos por tu cuenta ya que su uso indiscriminado puede causar daño renal, hepático y gastrointestinal al animal.
Para los casos de osteoartritis, el médico recetará medicamentos para favorecer recuperación de la articulación y retrasar la degradación del cartílago.
La rehabilitación en los gatos es fundamental para que puedan recuperar la normalidad a la mayor brevedad posible, sobre todo si la lesión estaba relacionada con alguna fractura o hueso roto.
Aunque en la mayoría de los casos un buen reposo será suficiente, en casos más complejos tendrá que recibir sesiones de ejercicios para reestablecer la movilidad en la zona afectada. Es por ello que es importante clasificar la lesión. Puede ser una cojera leve o una crónica.
En los casos leves, el animal puede caminar a pesar del dolor, e incluso no se queja o lo hace muy poco. Por lo general evita el movimiento y se lame la zona adolorida constantemente. Si estás seguro de que la cojera no representa un peligro para su salud ya que fue causada por accidente leve, puedes aplicarle masajes con un gel desinflamatorio. Los de Aloe Vera son muy efectivos y no les causará alergias.
Si el caso es más grave, el gato no puede mover la pata, se torna agresivo y se queja mucho, es hora de llevarlo al médico. Cuando existen tumores o abcesos, el médico recetará antibióticos y, en algunas ocasiones, un drenaje.
Cuando ocurren fracturas de extremidades o luxación de cadera, una intervención quirúrgica reparará el daño. No te preocupes, por lo general los gatos se recuperan muy rápido de las enfermedades y de las cirugías.
Para los gatos ancianos que sufren de enfermedades degenerativas, el tratamiento es farmacológico orientado a reestablecer la movilidad y controlar el dolor. Por tu parte, deberás evitar que se augmente demasiado de peso ya que eso empeoraría su condición.
A su vez, podrías ayudarle ambientando el entorno para que se sienta más cómodo. Puedes limpiar el arenero con regularidad, cepillándolo más seguido o disponiendo lo cuencos de alimentos cerca para que no tenga que desplazarse largos trechos en búsqueda de agua y comida.
Las terapias alternativas como la acupuntura, flores de Bach, quiropraxia y fisioterapia, también suelen traer beneficios a largo plazo.