Todos los dueños de gatos se han encontrado, aunque solo haya sido una vez, con algún rasguño accidental. Entre mimos y juegos, los arañazos no se hacen esperar. Por eso, debemos adelantarnos y cortarle las uñas a nuestro gato, especialmente si se trata de un gato un tanto perezoso.

Cortarle las uñas a un gato no es tarea fácil. Imagino que sabrás que existe una técnica específica para no hacer daño al animal. Además, los gatos no son conocidos por ser los reyes de la paciencia, así que pretender que se dejen cortar las uñas sin mostrar resistencia me temo que es un sueño (compartido por muchos) pero que no va a ocurrir 🙂
Antes de entrar en materia sobre cómo podemos cortar las uñas a un gato que no se deja, te recuerdo la técnica correcta para cortarle las uñas y así evitar disgustos. No es la primera vez que un gato no se deja cortar las uñas porque lo estamos haciendo mal y le estamos causando dolor:
Técnica correcta

Coloca al gato en tus piernas con su cola de espalda a ti. Con una mano coge el cortauñas y con la otra coge su pata con el pulgar y el índice. Ahora presiona la almohadilla para que se asome la uña y corta la punta sólo hasta la parte transparente.
Ten en cuenta que hay una línea rosada que atraviesa la uña y que no debes tocar ya que si lo hicieras posiblemente empezaría a sangrar y le dolería.
Corta desde la parte superior a la inferior y no al contrario o se partirá la uña. Hazlo poco a poco si no sabes exactamente dónde está la vena. Posiblemente necesitarás hacerlo varias veces, así que ármate de paciencia.
No olvides cortar en dirección de la uña, es decir, que quede un filo hacia afuera y no hacia adentro. La uña debe lucir como la punta de una flecha.
Pide ayuda a alguien más si el gato se ha puesto ansioso o nervioso, aunque a continuación te cuento algunos trucos para evitar que se altere en exceso.
Consejos que pueden ayudarte:

- En primer lugar, si no estás seguro de dónde hacer el corte, no lo hagas. Deja que un experto lo haga. No hay nada de malo en reconocer que no podemos hacerlo. Es una tarea complicada que puede llegar a ser peligrosa si el gato está muy nervioso. En algunos centros veterinarios o incluso en peluquerías o tiendas para mascotas ofrecen estos servicios, y puedes estar tranquilo porque lo harán muy bien y sin que tu gato sufra lo más mínimo.
- Cuando acaricies al gato, aprovecha para acariciarle las patas, para que se acostumbre al hecho de que puedes manipularlas sin que por ello deba ponerse nervioso. Si lo haces desde que es un cachorro mejor, así lo verá como un acto natural.
- Es aconsejable acostumbrar a los gatos a estos cuidados desde pequeños, para evitar que de mayores sean reacios a que les cortemos las uñas o les hagamos otros cuidados importantes para ellos.
- Durante el proceso, cógelo y acarícialo, abre sus patas y separa sus dedos despacio y con suavidad, luego dale alguna golosina para que asocie el momento con algo placentero.
- Es conveniente evitar entretenerle con juguetes o incluso nuestro pelo durante le proceso, porque puede pensar en jugar y mover mucho más las patas. Aunque estemos distrayéndolo momentáneamente, después se le hará muy raro que le inmovilicemos las patas. Es mejor que todo sea muy tranquilo, despacio y suave.
- Ten mucha paciencia. Nadie dijo que sería fácil cortarle las uñas a tu gato, pero tampoco es imposible. A veces requiere de varios intentos, incluso algunos en días distintos. Sobre todo evita que le coja miedo al momento de cortar las uñas, porque eso puede ser complicado de cambiar.
- Los rascadores no solo los ayudan a mantener sus uñas en buen estado, sino que también contribuyen a que liberen el estrés, estiren los músculos y se distraigan. No dudes en tener uno o incluso varios de ellos en casa si convives con algún felino. Es una herramienta que aporta muchos beneficios.
- Si tu gato tiende a escaparse con frecuencia o hace bastante vida en el exterior, evita cortarle las uñas, ya que lo estarías dejando indefenso en el mundo exterior y con recursos más limitado, como su capacidad para trepar, manipular objetos o incluso defenderse. Él se encargará de limarlas con toda la actividad que realiza fuera de casa, y lo más probable es que no requiera de ti para mantener sus uñas a raya. De hecho, cortarlas puede hacer que limite estas actividades y dependa más de ti para el cuidado de sus uñas.
Buscando el momento más adecuado

Elige un momento de tranquilidad para cortarle las uñas a tu gato. Si no accede, no lo obligues, es mejor intentarlo más tarde. Aprovecha el momento para hacerle mimos y para revisar sus almohadillas. Cerciórate de que estén bien.
Si es la primera vez que tienes que cortarle las uñas a tu gato y no sabes si debes esperar unos días más, un truco es fijarse en si éstas asoman mientras el gato está tumbado (ya que no ejerce presión sobre las patas). Si ves que asoman, y especialmente cuando la punta es afilada, es que toca una sesión de pedicura.
A partir de ese momento, busca un momento tranquilo y procede a iniciar el proceso con mimos, despacio y sin excitarlo, y aplica los consejos que te he dado antes. Si no lo consiguieras, antes de que el gato pueda asustarse o ponerse muy nervioso, prueba más tarde, o incluso pídele a otro miembro de la familia que lo intente.
A veces los gatos tienen zonas reservadas para cada persona, y tal vez no le gusta que tú le toques las patas pero otra persona sí. Todo es ir probando y ver qué es lo que mejor funciona. Ánimo, que seguro que lo consigues 🙂
Su rutina de cuidados
Los gatos poseen 18 uñas, 10 de ellas están en las patas delanteras y 8 en las traseras. Son retráctiles, es decir, las sacan cuando las necesitan. De esta manera, mientras están caminando las mantienen escondidas, con lo que no se desgastan con facilidad como sí ocurre con los perros.
Los gatos se liman las uñas con cualquier superficie dura por puro instinto, por lo que no sería necesario cortarlas. Para ello acuden a un árbol, muebles, paredes o, en su defecto, a rascadores de juguete que han sido diseñados para tal fin, si es que son gatos domésticos.
Sin embargo, en algunas ocasiones estos métodos no son suficientes y el dueño debe ser proactivo en la eliminación del excedente.

En los gatos ancianos lo más habitual es que tengamos que ser nosotros quien se encargue del cuidado de sus uñas, aunque también podemos encontrarnos otros gatos más jóvenes que no disfrutan tanto del cuidado de sus uñas y descuidan esta actividad instintiva en los felinos. En estos casos, deberemos ser nosotros quien se encargue de llevarla a cabo. Estos casos acostumbran a ser los más complicados, porque el gato tiene más energía y es más receloso a dejarse manipular las uñas.
Un dato curioso es que los gatos tienen varias capas en sus uñas que se van desprendiendo a medida que se van gastando, mientras que al mismo tiempo se va generando nueva uña más afilada.
En los casos que comentamos en los que el gato no es capaz de desprenderse del excedente de uña por sí mismo, deberemos cortarlo nosotros, lo que en la mayoría de casos debe hacerse cada 2 o 3 semanas. Para ello, utilizaremos un utensilio especialmente diseñado para las uñas de estos felinos, que tiene unos filos redondeados y muy cortos, ideales para hacernos para tarea más fácil.
Estos cortaúñas son bastante económicos, y al igual que en nuestro caso, los tenemos tanto en formato tijera como en formato alicate.
Por último, te dejo con un dato que me parece muy curioso relacionado con las uñas: ¿Sabías que cuando un gato se despereza y te muestra sus uñas, quiere decir que está a gusto a tu lado?