Tanto el hipertiroidismo como el hipotiroidismo son anomalías causadas por un mal funcionamiento de la glándula de la tiroides.
Los gatos, de igual modo que los humanos, tienen muchas glándulas que controlan varias funciones del cuerpo, entre las que podemos encontrar la glándula de la tiroides. La tiroides es una glándula de gran importancia en nuestro cuerpo que se ubica en la base del cuello. La tiroides genera una cantidad determinada de una hormona, pero si esta cantidad es superior o inferior a lo normal, estaremos ante un supuesto de hipertiroidismo o hipotiroidismo, respectivamente.
A grandes rasgos, el hipotiroidismo daría lugar a un metabolismo demasiado lento, mientras que el hipertiroidismo tiene como consecuencia presentar un metabolismo inusualmente rápido.
Uno de los síntomas de un gato con hipertiroidismo (cuando la tiroides produce una cantidad demasiado elevada de hormona) serían un exceso de orina, es decir, que el gato orina mucho o, al menos, con demasiada frecuencia, y otro síntoma puede ser el hecho de que el gato esté comiendo mucho pero no parezca engordar.
Síntomas del hipertiroidismo
Como ya hemos visto, una de las anomalías causadas por la glándula de la tiroides es el hipertiroidismo. Esta enfermedad se puede dar en los gatos con cierta frecuencia y, generalmente, se produce cuando la glándula de la tiroides se agranda.
Una vez los gatos alcanzan los 7 años, se considera que ya ha alcanzado la mediana edad, y con ello aumentan las posibilidades de sufrir este tipo de anomalías.
Existen una gran variedad de síntomas de hipertiroidismo, ya que las hormonas de las tiroides pueden afectar a la gran mayoría de órganos del cuerpo. Esto hace que los indicios puedan presentarse en distintos lugares del cuerpo y de distinta forma. Otra dificultad es que los síntomas pueden no ser muy aparentes al principio de la enfermedad. Aun así, empezarás a sospechar que, por un motivo u otro, tu gato no se encuentra del todo bien o tiene reacciones poco corrientes.
Uno de los indicios más frecuentes es cuando el gato come cantidades normales, pero no engorda, ya sea cuando baja de peso o simplemente no aumenta lo que debería. En estos casos puede ser incluso que parezca que no come suficiente, aunque en realidad esté comiendo la misma cantidad de siempre.
También es posible que tu gato orine con más frecuencia, posiblemente porque bebe más agua de lo normal o lo habitual en tu gato. Esto comporta no solo que orine con mayor frecuencia sino puede tener consecuencias también en los excrementos del gato, que pueden parecer más líquidos y parecidos a la diarrea común.
¿Hay alguna dieta que ayude a combatir el hipertiroidismo?
El hipertiroidismo viene dado porque la tiroides produce dos hormonas en cantidades superiores a las normales, que son la hormona T3 y la T4. Esto sucede cuando estamos ante un supuesto de sobreproducción de las hormonas tiroideas o bien de liberación excesiva de estas hormonas.
La hormona T4 contiene una gran cantidad de yodo y una producción excesiva tiene como consecuencia que la glándula tiroides tenga que extraer mucho yodo de la sangre para que el cuerpo siga produciendo la hormona T4 en cantidades normales. Dado este funcionamiento, se ha dicho que las dietas recomendadas están compuestas de alimentos que contienen poco yodo, aunque estas dietas tienen mayor eficacia sobre aquellos gatos que sufren hipertiroidismo, pero considerado leve.
En cualquier caso, existen tratamientos en los que se puede recetar un alimento específico y, en estos supuestos, el gato deberá comer únicamente este tipo de alimento, sin complementarlo ni ingerir otros aunque sean ricos en yodo.
Tratamiento más frecuente del hipertiroidismo en gatos
Pese a las dietas que hemos expuesto más arriba, el tratamiento más habitual consiste en el suministro de un medicamento. Concretamente, lo que se hace es que tu gato ingiera una pastilla diaria que contiene una sustancia denominada Metimazol que tiene el efecto de reducir o controlar la producción de las hormonas tiroideas. Por ello, este medicamento sirve para el tratamiento del hipertiroidismo.
El procedimiento para aplicar este tratamiento se inicia yendo al veterinario para que observen a tu gato. El veterinario posiblemente pedirá unos análisis de sangre del gato para saber en qué situación se encuentra y si es conveniente recetarle algún medicamento. Normalmente, las pastillas que se recetan suelen tener la sustancia Metimazol que comentamos más arriba.
Suele ser conveniente empezar con una dosis pequeña de este medicamento. Siempre siguiendo el consejo del veterinario, en muchas ocasiones se sugiere que al gato se le dé la pastilla una vez al día, por ejemplo, durante una semana o un período de tiempo parecido.
Tras esta primera fase, el veterinario suele volver a observar al gato para ver qué reacción presenta el gato a este medicamento y cómo le está ayudando. Además, es necesario que el veterinario se cerciore de que la cantidad suministrada es suficiente o es la correcta para el caso concreto. Para poder sacar estas conclusiones, el veterinario analizará los niveles de la hormona tiroides que su gato presente.
Teniendo en cuenta los resultados, puede que el veterinario continúe recetando la misma pastilla y en la misma cantidad o que varíe ligeramente la cantidad, según lo que convenga más al gato.
Dificultades para iniciar o continuar el tratamiento
Puede ser que tu gato acabe siendo reacio a ingerir este medicamento. A medida que pasan los días, el gato puede sentirse incómodo al tomar la pastilla o, por cualquier otro motivo, acabar rechazando su ingesta.
En estos supuestos, puedes consultar con tu veterinario si conviene sustituir la pastilla por un gel que existe en el mercado y que controla la producción de la hormona de tiroides. Si el veterinario lo considera oportuno, puedes usar este gel para evitar que tu gato pase un mal rato al ingerir la pastilla.
El gel se aplica sobre la piel del gato. Es conveniente usar guantes al aplicar el gel por higiene y por precaución. El modo de aplicación consiste en utilizar una pequeña dosis de gel y colocarla en tus dedos, y frotar la piel de la oreja de tu gato con este gel. Como ya hemos advertido, es necesaria la autorización de tu veterinario para sustituir la pastilla por el gel, aunque es cierto que para algunos casos suele ser una alternativa muy útil e igual de eficaz.
¿Es necesaria una cirugía para tratar estas anomalías?
En algunas ocasiones es recomendable realizar un tratamiento quirúrgico para evitar que el gato siga sufriendo hipertiroidismo. En estos casos, el veterinario realizará una cirugía para extirpar la glándula de la tiroides.
Se trata de una cirugía con una tasa de éxito bastante elevada, aunque no se recomienda en gatos de edad avanzada o en aquellos gatos en los que la anestesia general pueda desencadenar algún problema, como los gatos que sufren anomalías cardíacas.
Normalmente no se suele recurrir a la cirugía hasta que no se han descartado otros tratamientos menos invasivos como el medicamento o el gel. De todas formas, tu veterinario analizará lo que es más conveniente para tu gato.
Terapia de yodo radiactivo
Existe otro tratamiento para acabar con estas anomalías que se basan en la medicina nuclear y consiste en administrar al gato yodo radiactivo.
Este yodo radiactivo es un átomo similar al yodo que tiene la particularidad de ser radiactivo. Este yodo actuará en la glándula de la tiroides destruyendo sus células y evitando así que continúe la actividad excesiva de la glándula.
El tratamiento se aplicará mediante una inyección y suelen verse los resultados en un par de semanas desde su suministro, aproximadamente. Dado que se trata de material radioactivo el que se utiliza con esta terapia, únicamente pueden suministrarlo aquellos veterinarios que tengan un permiso o licencia específica para la manipulación de estas sustancias. Además, puesto que el gato tendrá radioactividad mientras dure el tratamiento, tendrá que permanecer en el veterinario. En muchas ocasiones tampoco se permiten las visitas por riesgo de exposición a la radiación.
¿Cuántos años puede vivir un gato con hipertiroidismo?
La esperanza de vida de un gato que sufra esta anomalía dependerá en gran medida de la gravedad de la misma y de la edad del gato cuando empezó a sufrir esta enfermedad.
En cualquier caso, el hipertiroidismo, aun en gatos jóvenes, puede desencadenar otras enfermedades que pueden afectar muy negativamente su salud, como pueden ser anomalías cardíacas, una presión arterial demasiado elevada o enfermedades renales. Es imprescindible acudir al veterinario para que pueda tratarse el hipertiroidismo, ya que, como hemos ido comentando, esta enfermedad puede curarse en muchos casos o bien, al menos, puede controlarse. Si esto se consigue, tu gato podrá volver a estar sano y tener una vida normal.
Fuentes: