Síndrome de Cushing en gatos

El Síndrome de Cushing o Hiperadrenocorticismo, es una enfermedad del tipo endocrino que comparten los humanos con los animales. 

Caballos, perros y gatos, son algunos de los que, al igual que los humanos, también sufren las consecuencias de  un exceso de glucocorticoides en el cuerpo. 

Si quieres saber un poco más acerca de esta enfermedad, sus síntomas y tratamiento, lee la información que a continuación hemos recabado para ti. 

¿Qué es el Síndrome de Cushing? 

Los glucocorticoides son hormonas que se encargan de regular el metabolismo de los carbohidratos en el cuerpo. Un exceso de ellos, ya sea porque el cuerpo lo produzca o porque se haya consumido a través de medicamentos, eleva los niveles de cortisol en la sangre, lo que deriva en la aparición de tumores en varias partes del cuerpo. 

Esta enfermedad es frecuente en los perros y caballos, aunque los gatos también son susceptibles a padecerla, sobre todo los de avanzada edad, las hembras o las razas mestizas. 

A pesar de que es una enfermedad muy rara en los gatos, por lo general aparece cuando el animal recibe medicamentos con corticoides o cuando sufre de diabetes. 

Tipos de Cushing en los gatos 

Al ser una enfermedad tan rara, en los gatos se manifiesta en dos modalidades: 

Hiperadrenocorticismo hipofisario 

Es cuando la cantidad de ACTH es abundante, lo que provoca que se produzca más cortisol. Los tumores se desarrollan en la hipófisis. 

Hiperadrenocorticismo adrenal 

Se da cuando aparecen pequeños tumores en las glándulas adrenales. Pueden ser de carácter benigno o maligno. 

Cuando los tumores son malignos se les conoce como carcinomas y cuando son benignos como adenomas. 

¿Cuáles son los síntomas del Síndrome de Cushing en los gatos? 

Aunque son muy pocos los casos registrados en gatos (aproximadamente 70 en los últimos 15 años) es importante reconocer los síntomas para estar alerta, sobre todo si ha recibido tratamiento de corticoides prolongado. 

 Los perros y los gatos comparten los mismos síntomas de la enfermedad, entre los que destacan: 

  • Aumenta la sed en el animal y por consiguiente la eliminación de líquidos a través de la orina. 
  • Sensación de hambre constante y como consecuencia, el gato aumenta de peso. 
  • Atrofia muscular. 
  • Letargia y debilidad constante. 
  • Pérdida de pelo. 
  • Aumento del tamaño del hígado. 
  • Cansancio, jadeo y rechazo al esfuerzo, aún en reposo. 
  • Abdomen abultado 
  • Niveles de azúcar en sangre altos. 
  • Ausencia de celo. 
  • Problemas de cicatrización. 
  • Fragilidad en la piel. En algunos casos se puede desgarrar tan solo con alzarlo. La piel se torna delgada, seca y sin elasticidad. 
  • Hematomas sin razón aparente. 
  • Las orejas se caen y se arrugan. 

¿Cómo se diagnostica la enfermedad de Cushing? 

Debido a que los síntomas de la enfermedad de Cushing pueden confundir al especialista, lo mejor será descartar otras enfermedades antes de comenzar con las pruebas especiales. 

La idea es averiguar el valor del cortisol y glucemia  en sangre, así como el tamaño y funcionalidad del hígado.  

El despistaje de la enfermedad se realiza a través de pruebas de sangre, orina, radiografías de tórax y abdomen, ecografía adrenal y resonancia magnética o TAC. 

Los primeros análisis están orientados a descartar enfermedades renales o hipotiroidismo a través de exámenes de sangre. Por lo general esos exámenes deben hacerse varias veces y a distintas horas, por lo que el gato deberá estar hospitalizado. 

Tratamiento para la enfermedad de Cushing 

Lo primero que deberá especificarse es el tipo de síndrome que posee el gato: si es adrenal o hipofisiario y de allí, el veterinario decidirá si aplicar tratamiento medicinal o quirúrgico. 

Hasta la fecha no se ha conseguido un tratamiento que controle la enfermedad en su totalidad. De igual manera, los efectos secundarios de las medicinas que han obtenido algún acierto pueden ser relevantes. 

Es por ello que por ahora, la única alternativa efectiva que ofrecen los médicos es la extirpación del tumor de manera quirúrgica, en el caso de que el gato presente quistes. Es una opción más radical y nada económica, pero representa la única salida hasta los momentos. 

La buena noticia es que en los últimos años se ha empezado a probaruna medicina en perros y gatos que parece haber dado en el clavo. Su nombre es trilostano y ha demostrado su efectividad en la regulación de la producción de glucocorticoides, aunque el rango de éxito ha sido mayor en perros. 

También la metirapona, ketoconazol y aminoglutemina han arrojado resultados positivos en la eliminación de los tumores, aunque en algunas razas el porcentaje ha sido muy bajo.  

¿Cuál es el pronóstico de la enfermedad? 

Lamentablemente, a pesar de que los veterinarios manejan un pronóstico reservado, esta enfermedad es letal a mediano plazo.  

Además de las pocas esperanzas de vida, hay escasas opciones de tratamiento, las medicinas son caras y sin grandes expectativas de éxito. 

La esperanza de vida es de 1 año en menos de un 50 por ciento de los gatos que han recibido tratamiento. 

Es por ello que te recomendamos que no pospongas la visita al veterinario si observas alguno de los síntomas que te hemos señalado anteriormente. 

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