Mi gato vomita Bilis: Causas y Tratamiento

La bilis es un líquido amarillento producido por el hígado que contiene enzimas que son necesarias para la digestión de los alimentos. En algunos casos, este líquido llega a ser expulsado mediante el vómito, cosa que puede reflejar alguna anomalía en las vías digestivas.

Sabemos que los gatos son expertos en ocultar las dolencias, pero lo que no logran disimular son los malestares estomacales. Cuando un gato vomita la bilis, hay razón suficiente para encender las señales de alerta. Puede que sea solo una mala digestión o algo más serio. En cualquier caso, el diagnóstico deberá venir de la mano del veterinario.

Aquí te presento una pequeña muestra de lo que puede estar pasando con tu gato si está vomitando la bilis y sobre lo que puedes hacer al respecto.

¿Por qué mi gato vomita amarillo?

La bilis es una sustancia amarilla o incluso verdosa que se produce en el hígado y posteriormente se almacena en la vesícula, desde dónde se liberará cuando comience la digestión.

Su tarea es conducir la comida a lo largo del tracto digestivo. Sin embargo, en algunas ocasiones ese líquido pasa al estómago y por eso se genera el vómito.

  • El líquido amarillo suele ser una señal de mala digestión o de que un objeto extraño no ha sido digerido, como, por ejemplo, una bola de pelos. El cuerpo, al no poder hacer la digestión correctamente, comienza a producir más y más jugos gástricos con la intención de desintegrarlo, provocando así la irritación de la mucosa gástrica. En general, suele ser de fácil solución, pero hay que estar atento a cómo evoluciona la situación.
  • El vómito de la bilis puede tener también origen en un problema renal, en una infección bacteriana o incluso en problemas hormonales. Las causas por las que se produce el vómito son muy variadas, y siempre conviene extremar la atención en el comportamiento del gato durante las próximas horas y acudir al veterinario si vemos que se repite o que nuestro gato puede estar sufriendo. (Abajo te cuento más sobre qué hacer en estos casos)
  • También suele suceder que, cuando el gato no ha tenido acceso a su comida durante unas horas, decida comérsela toda de golpe. En estos casos, el felino pasa de tener el estómago vacío a tenerlo lleno, y eso produce una generación excesiva de ácido en su estómago, lo que puede hacer que vomite bilis. El ayuno prolongado es la causa más común del vómito de bilis y, a su vez, la de pronóstico más favorable.
  • Otra de las causas, aunque no tan comunes, es la presencia de parásitos internos, los cuales también producen diarrea, dolores abdominales y letargo.

¿Qué hacer si mi gato vomita la bilis?

Si tu gato ha vomitado la bilis más de dos veces en un día, debes tenerlo en observación, comprobar su comportamiento y revisar su temperatura. Y no dudes en acudir al veterinario, que te dará más indicaciones al respecto.

Paralelamente, puedes empezar por un ayuno de al menos 12 horas, tanto de agua como de alimentos. Pasado este tiempo, intenta introducir alimentos, comenzando por un poco de pollo hervido mezclado con arroz. Luego, poco a poco, debes ir introduciendo la comida para gatos normal e ir bajando las dosis de comida casera hasta que alcances la cantidad normales de comida seca.

Si tu gato presenta otros síntomas, tales como:

  • Diarrea
  • Pérdida de peso
  • Inapetencia
  • Deshidratación
  • Letargo
  • Fiebre
  • Vómitos con sangre

No dudes en consultar con al veterinario. Si bien el vómito amarillo puede deberse a una inofensiva mala digestión, al estar acompañada por otros síntomas como los anteriores, el panorama puede cambiar radicalmente.

De nuevo, es necesario recordar que ningún vómito es normal, pero la gravedad solo la puede determinar el veterinario. Te recomendamos que consultes con el especialista.

¿Qué puedo hacer para evitar que mi gato vuelva a vomitar?

  • Lo mejor es que, una vez recuperada cierta normalidad, mantenga su estómago lleno con alimentos de calidad.
  • Los gatos suelen comer pequeñas cantidades varias veces al día en estado salvaje, por lo que querrán hacer lo mismo cuando están en casa. Eso es lo ideal, para evitar que se atiborren o que hagan ayunas prolongadas.
  • Intenta alimentarlo varias veces al día, estando pendiente de las cantidades que ingiere, y darle una golosina entre cada toma.
  • Vigila su estado emocional tanto como el físico. A los gatos el estrés los ataca sin contemplación y, cuando esto sucede, dejan de comer, lo que conduce a una cadena de problemas que afectan directamente a su salud. Por este motivo, enriquece su ambiente con suficientes juguetes y rascadores que estimulen su curiosidad y lo ayuden a ejercitarse.
  • Una alimentación equilibrada y de calidad te ayudará a evitar que se repitan anomalías de este tipo como los vómitos.

Consejos Finales

  • Llévalo al veterinario si ha pasado más de dos días vomitando o simplemente si dudas sobre la causa del vómito.
  • No dejes pasar más de un día sin que consuma ningún alimento.
  • Si puedes, recoge una muestra del vómito, preferiblemente en un recipiente aséptico que pueden venderte en una farmacia, y muéstrasela al veterinario para que pueda analizarlo.
  • Presta atención al color del vómito en el momento de la expulsión, y si puedes haz una fotografía con el móvil, de esta forma el veterinario podrá analizar su composición y apreciar matices que se te puedan haber pasado por alto para ver si hay restos de comida, sangre u otros elementos. Por ejemplo, un vómito con color cercano al marrón podría indicar que se ha mezclado con sangre, o un vómito espumoso podría indicar presencia de parásitos intestinales.
  • Si hay varios gatos en la casa, asegúrate de que todos coman. Para ello puedes poner cuencos de comida por separado para cada uno de ellos.
  • Darle varias tomas de comidas no significa que lo atiborres. Distribuye mejor sus tomas entre desayuno-almuerzo-merienda y cena.
  • Desparasita regularmente a tu felino para evitar ataques de parásitos internos que puedan provocar este tipo de vómitos.
  • Después de un largo ayuno, no le des demasiada comida de una sola vez, para evitar que vomite el pienso entero. Ofrécele pequeñas cantidades para que su estómago se vaya adaptando de nuevo a la ingesta.

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